Solemos menospreciar el tiempo con uno mismo, lo que supone un grave error. Siempre tenemos cosas que hacer, siempre hay alguien con quien quedar o siempre hay un trabajo que terminar.
Seguro que te has sentido agobiada alguna vez por que le has prometido algo a alguien y quieres cumplir. Y es que nos desvivimos por los demás, les cuidamos, intentamos agradar y hacerles sentir bien. Y esto no es malo siempre y cuando no se nos vaya la vida en ello.
Digo esto porque muchas veces nos olvidamos de nosotros mismos. ¿Qué quiero decir con esto?
A nivel personal me he dado cuenta de que en el pasado antepuse el bienestar de otras personas antes que el mío propio. Miramos por la familia, por la pareja y por los amigos, pero nos olvidamos de mirar por nosotros mismos.
Puede que te duela la cabeza, pero vas a hacer un recado o a ayudar a estudiar a alguien. Quizá tengas el corazón roto pero escuchas a esa persona que te importa hablar sobre lo mal que está su relación. Sales a comprar con un amigo para que no vaya sólo a pesar del tremendo dolor de espalda que llevas sufriendo desde hace dos días.
¿En qué momento piensas en ti? Aprender a escucharte, a darte tiempo y espacio es muy importante. Y hasta que tú no te pongas como prioridad, es difícil que el resto del mundo aprecie y respete tus necesidades.